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«Los pibes tienen la culpa»

Por Lionel Benitez
La militancia, que hasta hace horas estallaba en denuncias “porque los pibes podían perder las computadoras y Derechos”, hoy son los que salen en bandas virtuales a invalidar, machacar, denigrar y desvalorizar a una juventud, que le dio una paliza a la política hegemónica carente y doliente de propuestas que enamoren a un sector de la sociedad. Es el 40 por ciento del voto fresco. Y como en el amor lo que se pierde no se vuelve a recuperar, al menos desde el mismo lugar, los desencantados y desencantadas tampoco. Los dos espacios con más chances, hasta ahora, tendrán una partida brava pescando en peceras donde no se sienten cómodos.
Luego del triunfo de Javier Milei, quien está a un paso de ser presidente de la Argentina, las redes se minaron con reclamos a la franja de la juventud a la que ya nadie enamora, a la que ni Juntos ni el kirchnerismo interpela hace tiempo. Están fuera de moda para quienes ven en el horizonte, básicamente, nada. Hoy son señalados como “los derechizados”, los que no entienden nada de política, los que quieren vivir un 2001 propio, los mantenidos que, desde la comodidad del living opinan de algo que le es lejano, de lo que no entienden. Quizás la propia política se alejó hace tiempo embebida en su propio linaje inalcanzable que solo se preocupa por sus privilegios. Pero los “pibis” tienen la culpa del derrumbe económico y la posible llegada de la ultraderecha al poder. Los que abrieron la caja de pandora.
Quizás la propia política se alejó hace tiempo embebida en su propio linaje inalcanzable que solo se preocupa por sus privilegios.
El centralismo que se arrogan los adultos es de un absolutismo abrumador. Son 40 años de Democracia donde el desagote del hastió a la “política del sistema” golpea con dureza tanto al peronismo como a Juntos, un sector de la sociedad (el de la juventud) es atacado por todos los frentes habidos y por haber, a los que se les invalida sentimientos, reclamos y necesidades desde una crueldad hiriente. Lejos de analizar desde una escucha activa (quizás invadidos por el dolor) desde los espacios “derrotados” en las elecciones del domingo se dispararon una infinidad de objetivaciones incalculables culpando “a los pibes” de votar desde la estupidez y no desde la rebeldía; el cansancio hacia la política que desde hace años sigue una agenda personalista con las nuevas demandas sociales relegadas por el aparato que todo lo puede, que nada lo alcanza. He aquí la excepción a la regla.
Desde hace tiempo la política solo escucha lo que quiere escuchar de sí misma sin oír lo que desde “la calle” el silencio decía más que las palabras. Muchos de los que hacen política en territorio no saben, no entienden de política ni de pulsaciones que se sienten con el mero ejercicio de escuchar, de empatizar, de conmoverse. Allí no llegan las encuestas a medida ni focus group armados en rascacielos con el solo objetivo de validar los deseos de “los políticos”.
Pero tengo que darles una mala noticia, la sociedad no se derechizo, pobre favor le hacen a la política si la lectura es esa. Parte de la sociedad de cansó de esperar, se cansó de esa idea religiosa de la esperanza como recompensa de un mundo mejor, de una vida previsible que nunca llega mientras la inflación le carcome el bolsillo desordenando lo cotidiano, que de por sí, ya es caótico. Todo es un problema económico. Político.
Pero tengo que darles una mala noticia, la sociedad no se derechizo, pobre favor le hacen a la política si la lectura es esa.
Mientras, con oxígeno oficialista, Milei comía votos en todos los ángulos, desde el peronismo avivaban las llamas del descontento para que el libertario le birlara votos a Juntos, a la derecha. Pero, como una antena pararrayos, Javier Milei interpretó que el descontento era con los que hoy gobiernan y su ministro candidato y con Juntos, recuerdo fresco de la angustia económica. Es algo elemental, lo puede leer quien esto escribe pero ¿no lo puede leer quién está en política? Se equivocaron de laburo entonces.
¿Por qué pocos no supieron olfatear la ola de desencanto desde los sectores populares? ¿Se acercaron a las históricas organizaciones sociales para saberlo? ¿Les importó o creyeron que el aparato omnipotente podía llegar a los no politizados?
Mientras la política juega a convencer a los convencidos los votos que se filtran a Milei ya no vuelven atrás, porque ya no los interpelan, no están dentro de su radar. Hoy saben que, como hace tiempo no sucedía, tienen el poder de barrer con poderíos estructurales desde las urnas. ¿Dónde va a buscar los votos el oficialismo? Los que se fueron no vuelven, eso es un catecismo puro. ¿Van a buscar a quiénes no fueron a votar? ¿Juntos se va a moderar? Milei los corre desde una derecha extrema. No fueron solos los pibes, no se equivoquen.
Entre tanta diatriba, tanta inversión, recursos y análisis cercanos al deseo que a la realidad, el domingo hubo un grito silencioso que aturdió a toda la política, desde todos los sectores sociales. No lo escucharon o no les importó. Acá están los resultados de un voto que no necesita estructura y si un piso.